sábado, 20 de agosto de 2011

LAS LÁGRIMAS DEL REY BOABDIL.


LAS LÁGRIMAS DEL REY BOABDIL.
Retrato del Rey Boabdil

LOS ROMANCES DE FRONTERA.
Portada Romancero Español

En el romance de frontera “Abenámar” se puede leer cómo el Rey Don Juan de Castilla le lanzaba requiebros amorosos a la Ciudad de Granada y ésta, ya conquistada por el moro Abenámar, así le contestaba:




Romance de Abenámar

“Si tú quisieses, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.

Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene,
muy grande bien me quería.”






Del romance de Abenámar, de Cuartobelmundo
En otros romances de frontera se observa una estrecha relación del juglar con familias nobles comprometidas con la guerra de Granada, así los antañones apellidos castellanos viejos de los Lara, los Gustioz y los González, ceden el paso a los Fernández y a los Díaz, más humildes como simples jefes de escuderos; y los de Almanzor, por parte musulmana, por los modestos Venegas, Reduán y Audalla. Así hasta un innominado rey de Granada, cuyo beneficiario será el Rey Chiquito, Boabdil, de triste historia engrandecida por la leyenda.

Y en el romance del “Asalto de Baeza” también se recogen los amores de los moros por las doncellas cristianas castellanas, así se puede leer:




“Moricos, los mis moricos,
los que ganáis mi soldada,

Escudo de Baeza, Jaén
derribédesme a Baeza,
esa villa torreada,
y a los viejos y a los niños
los traed en cabalgada,
y a los mozos y varones
los meted todos a espada,
y a ese viejo Pero Díaz
prendédmelo por la barba,
y aquesa linda Leonor
será la mi enamorada.
id vos, capitán Vanegas,
porque venga más honrada,
que si vos sois mandadero,
será cierta la jornada.”








El auge de estos cantos épicos de frontera se iniciará a partir de la toma de Antequera, por el infante don Fernando, en 1410, y culminará con la conquista de Granada, en 1492.

Como es natural, muchos textos se han perdido, pero se conservan una variada muestra de ellos, que induce a pensar en el profundo arraigo que estos romances de frontera tuvieron entre las gentes que poblaban la frontera, a veces tan difuminada, de moros y cristianos.


El Romancero Español, anónimo
LAS LÁGRIMAS DERRAMADAS POR BOABDIL.


Es menester, llegado este momento, dedicar unas palabras para tratar de desmitificar el maltrato que la historia y los romances de frontera dieron al último rey nazarí Muley Abu Abdillah Muhammad, Boabdil, el Rey Chico, haciéndole aparecer ante todos como un rey triste, cobarde, débil, de poco carácter, falto de decisiones, en fin, un personaje empequeñecido, y que, contrariamente a los usos de aquellos días, se solía engrandecer para mayor gloria de los vencedores.

Pendón Nazarí de Granada
Así, del romance de frontera “Granada ha sido perdida”, que narra la rendición de Granada y el exilio del Rey Chico a la Alpujarra, surge una leyenda tradicional, titulada “Suspiro del Moro”, que se populariza en seguida en los ambientes cristianos. Una de las versiones más antiguas se la debemos a fray Antonio de Guevara, que Menéndez Pelayo estima por el 1526, y que, en unas “Epístolas familiares para Garci Sánchez de la Vega”, describe la partida de Boabdil de Granada.

En dicha epístola de fray Antonio de Guevara, aparece una descripción de la congoja del depuesto emir Boabdil con las terribles palabras finales de su madre, ante el desmayo de aquel: “¡Justa cosa es que el Rey y los caballeros lloren como mujeres, pues no pelearon como caballeros!”.

Azulejo nazarí La Alhambra
Es muy probable que la Carta de fray Antonio de Guevara y la tradición popular granadina constituyan la fuente de inspiración del “Romance del Rey Chico que perdió Granada”, descubierto en los años cuarenta del siglo XX, en la Biblioteca de la Universidad de Cracovia, en Polonia. En él se cuenta esencialmente la partida del Rey Chico hacia la Alpujarra, un lunes a mediodía del 1492, acompañado de su madre y de sus mejores caballeros:



Retrato de Boabdil, de Alpujarras.net
El año de cuatrocientos- que noventa y dos corría,
el rey Chico de Granada – perdió el reino que tenía,
Salióse de la ciudad – un lunes a mediodía,
cercado de caballeros – la flor de la morería.
Su madre lleva consigo – que la tiene compañía.
Por ese Genil abajo – que el rey Chico se salía,
los estribos se han mojado – que eran de gran valía.
Por mostrar más su dolor – que en el corazón tenía,
y aquesa áspera Alpujarra – era su jornada y vía;
desde una cuesta muy alta – Granada se parecía;
volvió a mirar a Granada, - desta manera decía:
“¡Oh Granada la famosa, - mi consuleo y alegría!
¡oh mi alto Albaicín – y mi rica Alcaicería!,
¡oh mi Alhambra y Akijares – y mezquita de valía!,
¡mis baños, huertas y ríos, - donde holgar me solía!;
¿quién os ha de mí apartado – que jamás yo os vería?
Ahora de estoy mirando – desde lejos, ciudad mía;
más presto no te veré, - pues ya de ti me partía.
¡Oh rueda de la fortuna, - loco es quien en ti fía,
que ayer era rey famoso – y hoy no tengo cosa mía!”
Siempre el triste corazón – lloraba su cobardía,
y estas palabras diciendo – de desmayo se caía.
Iba su madre delante – con otra caballería;
viendo la gente parada, - la reina se detenía,
y la causa preguntaba – porque ella no lo sabía.
Respondióle un moro viejo – con honesta cortesía:
“Tu hijo mira Granada – y la pena le afligía”.
Respondido había la madre, - desta manera decía:
“Bien es que como mujer – llore con grande agonía
el que como caballero – su estado no defendía”.

Cuentos de la Alhambra, de Washintong Irving
Esta última frase parece más bien salida del orgullo de princesa, o sultana, destronada, que de la ternura de una madre doliente por las desgracias de su hijo.

El gran patriarca de la literatura americana, Washington Irving (1783-1859) que, como bien se sabe, vivió en la Alhambra de Granada mientras escribió su deliciosa obra “Cuentos de la Alhambra”, tampoco dejó bien parado a Boabdil, en donde, a pesar de todo, recoge el sobrenombre que le dieron sus súbditos cariñosamente, “el Zogoibi”, es decir, el “Desgraciado”.

La Alhambra, dibujo a color
Narra, en los cuentos “Boabdil el Chico” y “Recuerdos de Boabdil”, como éste hombre de maneras delicadas, durante su infancia fue reducido a prisión por su padre, el emir Muley Hacén, en la impresionante fortaleza prisión de la Torre de Comares, en la Alhambra, e, incluso, amenazado de muerte por su propio padre. Narra cómo pudo escapar; las penalidades que pasó por la hostilidad que le demostró su tío, el emir El Zagal de Málaga. Por las guerras de invasiones y luchas  interiores fraticidas. Narra cómo él fue el enemigo, el prisionero, el amigo y casi la víctima del rey Don Fernando de Castilla, hasta que se vio sometido y destronado por el astuto monarca católico. Narra cómo fue desterrado de su país natal, su acogida por uno de los príncipes africanos, y cómo murió discretamente en el campo de batalla, peleando por la causa de un extranjero.

Como veis, sus desgracias no cesaron con su muerte. Si Boabdil abrigaba el deseo de dejar un nombre honroso en las páginas de la Historia, ¡cuán cruelmente fueron defraudadas sus esperanzas!

Retrato de Boabdil, derrotado
Si vais a Granada y visitáis la Alhambra, en la Galería de cuadros del Palacio del Generalife está colgado su retrato.

Situaros delante del mismo y observarle fijamente, mirándole a los ojos. Veréis un hombre de semblante dulce, hermoso y algo melancólico, de color sonrosado y de cabellos rubios. Evidentemente no era un rey cruel ni sanguinario, pero tampoco inconstante y veleidoso como la historia nos ha hecho llegar a nuestros días.

Dibujo Torre Comares, de Belén López Jiménez
Hoy día, autores e historiadores modernos (por ejemplo Magdalena Lasala y Fidel Fernández), han dado un giro a la interpretación de las lágrimas derramadas por Boabdil, debidas, según sus investigaciones, a dos sucesos fundamentales: la pérdida de la Alhambra, con la decisión del Rey Chico de firmar una capitulación con sus católicas majestades, y evitar una más que segura destrucción si hubiese continuado la guerra, y la irreparable pérdida de su bien amada esposa Moraima, que murió al partir hacia su exilio en la Alpujarra.

La Alhambra nocturna, foto de Transauto
Albaycín, Granada
Cerámica de Albaycín Granada
En cuanto a la rendición y entrega de Granada, y para comprender las supuestas lágrimas que derramó Boabdil, no hay más que pasearse por la Alhambra y situarse en el año 1492, observar el patio de los Arrayanes, en el harén del sultán o en la sala de los Abencerrajes; ¡es el corazón mismo del paraíso en la Tierra!, y eso es la Alhambra para Boabdil. No fue, pues, un cobarde; fue su manera de salvar este paraíso terrenal, que de haber seguido asediado, el rey Fernando el Católico hubiera reducido a cenizas.

Jarrón azul nazarí
En ese momento, Al-Andalus, el territorio español musulmán, era la fusión de Oriente y Occidente, lo que hacía único y milagroso a este territorio y su cultura innovadora, mestiza y heredera del Oriente más profundo. Por esto, Boabdil, que fue un valiente y sabía a que renunciaba, pues para preservar el paraíso había de entregarlo. Puede parecer débil, blando y un cobarde, pero tuvo una fuerza interna capaz de tomar esa decisión. Fue culto, reflexivo y observador, características raras en muchos de sus antecesores.

Su gran tragedia, fue íntima y personal: tras entregar las llaves y los planos de la Alhambra a sus católicas majestades, el 2 de enero de 1492, se refugió en la Alpujarra, según lo pactado, con su inmenso séquito. Trató de reconstruir su vida con sus hijos, secuestrados muchos años por los cristianos, y junto a su esposa Moraima, que falleció pronto de parto.

Bandera de Al Mutasim, de Almería, año 1051
Después de este nuevo fracaso familiar, se marchó al reino de Fez, acogido por la aristocracia local, en donde buscó la muerte en las batallas, hasta que, en una de ellas, murió a los 69 años; cayó de su caballo en el fragor del combate y quedó enganchado a la cincha. El animal siguió cabalgando, hasta que caballo y jinete se perdieron en el mar, donde presumiblemente murieron ambos ahogados.

Las Alpujarras Granada
En cuanto al segundo derramamiento, lógico, de lágrimas fue la desgraciada existencia con su amada esposa Moraima.

Valle de Lecrín, foto Ruta Caballo Palmali
Casco del Rey Boabdil
Boabdil caballería mora, fresco de Juan de Borgoña
Moraima, hija de Alí al-Attar un general famoso y vendedor de especias, que atiene dedicado un Romance de Frontera (el “Romance del moro Alatar”) Alcalde de Loja, Señor de Xagra, y primer mayordomo de la Alhambra, se casó a los quince años con Boabdil, heredero del trono alhamar, a finales de 1479, en el palacio del Albayzín. El día de la boda vestía saya y chal de paño negro y una toca blanca que casi le ocultaba el rostro. ¡Lástima –dijo un cronista de la época- porque sus facciones son muy lindas y seductoras! Un poeta musulmán aseguró que Moraima tenía unos ojos grandes y expresivos en un rostro admirable y conjeturó que “a través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos brazos, unas caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos”.

Quiero recordaros, queridas amigas, que al hombre andalusí le gustaban las mujeres bien entradas en carnes y los poetas hispanomusulmanes recogieron en sus obras este ideal estético. Excuso deciros que del otro lado de la frontera, del cristiano, también observaban el mismo ideal estético, como no podía ser de otra manera.

Corán manuscrito Al-Andalus, año 1143
Sin embargo, pocas mujeres ha habido tan desgraciadas como ella. A los pocos días de la boda, su suegro Muley Hacén, encarcela a su hijo Boabdil y separa brutalmente a la jovencísima y enamorada esposa, -cabe recordar que tenía quince años-, confinándola en un carmen próximo a la “Cuesta del Chapiz”.

Después de la batalla de Lucena, en la que muere su padre Alí al-Attar, el Aliatar de las crónicas castellanas, y es hecho prisionero su esposo Boabdil, Moraima con su hijo Ahmed, de poco más de un año, se retira nuevamente al carmen donde sobrelleva, con sus diecisiete años, los largos meses del cautiverio de su esposo en Porcuna.

Wallada, princesa omeya, siglo XI
Más adelante, los castellanos liberan a Boabdil tras la firma de un pacto en el que, entre otras condiciones, ha de entregar como rehén a su primogénito Ahmed, que acababa de cumplir dos años. ¡No le será devuelto a su madre hasta la entrega de Granada, cuando tiene nueve años! Ya no conoce el árabe, es cristiano y atiende por el mote de “Infantito” que le impuso Isabel la Católica. Moraima se recogerá, dos veces más, en el carmen del Albayzín. ¡Una esposa y madre admirables!

Desde este carmen en el Albayzín, llamado el Mirador de la Esperanza, Moraima contempla largamente y con gran nostalgia los palacios de la Alhambra, en los que apenas fue Reina.

Batalla de moros y cristianos
Después marcharon hacia el feudo que les habían cedido los Reyes Católicos en el Reino de Granada, en las Alpujarras, y que se componía de las tahas de Berja, Dalías, Boloduy y Andarax (hoy Laujar de Andarax), en la actual provincia de Almería, y Marchena, Juviles, Láchar y Ugíjar, en la actual provincia de Granada.

Entre febrero de 1492 y agosto de 1493, las tierras almerienses de Andarax, Berja y Dalías fueron testigos mudos del, quizá, único año de felicidad de Boabdil y su esposa tras conseguir que los Reyes Católicos les devolvieran a sus añorados hijos.

Durante este año de felicidad, gustaba a Boabdil leer poesía a su amada Moraima, armonizada con algún instrumento musical. Decía así uno de los poemas:

Azulejo granadino nazarí
Grita mi nombre cuando muera.
El llanto aquí no cabe:
Todavía la boca no me sabe a ceniza.

Inmóvil, esta luz
se rezaga sobre el jardín.
Cansada y no marchita
retorna a las constelaciones de las que descendía.

Sobre nosotros caerá lo oscuro en vano,
porque el sol, al acecho en su cubil,
maquina la venganza.

Desterrados del mediodía,
La oquedad pronto de la tarde
nos sorberá como el jugo a una toronja.
Xauén, fundada por los nazaritas en Marruecos
Astros desorbitados nos vigilan.
De par en par abiertos estamos a la noche;
el insomnio es nuestro único armamento,
y, alrededor del agua, la planicie perfuma.

Descuelga el lubricán desde la nieve
su fatigado verde y amarillo…..
¿Quién cerrará estos ojos, esta boca, esta carne?
Nadie se librará del postrer día, ni del luto.
La luz se aleja, pero
la vida y tú permaneceréis.

Cuando muera la luz, grita mi nombre.
Mi nombre y tú ya estáis
a salvo en el jardín:
Fuera del tiempo, su maleficio no os perturbará.

Aquí vivieron hasta que los monarcas castellanos decidieron expulsarlos de España, lo que sucedió al finalizar el verano de 1493. Por lo que decidieron marchar en el mes de octubre hacia el puerto de Adra camino del norte de África, al reino de Fez.

Conquista de Iznájar
por los cristianos
en el siglo XV
La única persona que hubiera podido hacerle soportable a Boabdil la pena del destierro, su querida Moraima, falleció de parto dos días antes de la partida, dejando a su querido sultán en la más inmensa soledad y tristeza, en compañía de sus dos hijos Yusuf y Ahmed.

Moraima fue enterrada, en primer lugar, en Laujar de Andarax y, cuando salió Boabdil con toda su comitiva camino de Fez (actualmente Marruecos) con los restos de su mujer, hicieron una parada en Mondújar para sepultarla junto a los restos de algunos reyes nazaritas, en algún lugar hoy día desconocido.

En torno a estos sucesos hay ciertas historias y dichos populares que dicen que en el lugar de enterramiento de Moraima y de los reyes nazaritas, existe un gran tesoro escondido. Muchas de ellas están recogidas en los “Cuentos de la Alhambra” de Washington Irving.

Mondújar, Lecrín, Granada
Según el catedrático Antonio Malpica, Boabdil eligió el pueblo de Mondújar, en el Valle de Lecrín, y que en 1490 tenía censados unos 10.000 habitantes, porque su madre, Aisha la Horra, tenía propiedades en esta alquería.

Mondújar, paisajes
Mondújar, señal turística
En el paso entre Granada y su costa se encuentra situado el “Valle de Lecrín”, verdadero remanso de paz y tranquilidad, cubierto de naranjos y olivos. En sus noches uno se envuelve en el olor a jazmín y azahar, llevándole al país de las mil y una noches. Aquí Boabdil lloró por la muerte de su amada esposa Moraima, pero en su interior rebosaría de orgullo y júbilo, pues descansaría  en un paraíso de vistas inigualables y de arroyos de agua cristalina que con su murmullo y salpiqueteo rompían el silencio del entorno, junto con el suave cantar de jilgueros y ruiseñores. Hoy día aún se pueden sentir estas sensaciones.

Por lo tanto, las últimas lágrimas derramadas por Boabdil fueron sobre una tumba, en un pequeño pueblo granadino llamado Mondújar. En esta tierra dejó el Rey Chico para los restos a la persona que amó tanto como a su Granada, su esposa Moraima, la mujer que se mantuvo fiel a su lado, que le amó, que le dio dos hijos y que sufrió en silencio, tanto como él, su vida y reinado desdichado.

Muchas gracias por leerme, queridas amigas y amigos, y espero haberos emocionado.

Antonio José Cerdán Ruimonte

6 comentarios:

  1. Gracias amigo por tu trabajo literario e histórico tan ameno e interesante.Ya tenía un largo comentario escrito y se me ha borrado al intentar enviarlo.Y ahora no podría reescribirlo, se perdió.Pero lo he pasado muy bien leyéndote.Un abrazo dese el Atlántico

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  2. Antonio José Cerdán Ruimonte21 de agosto de 2011, 22:02

    Muchas gracias Marisu, te agradezco tus comentarios, tus desvelos, tu forma de leerme. Gracias.

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  3. Se ve que tienes bien investigado el tema.Los romances siempre me gustaron mucho.Mi padre era también un investigador y periodista.
    Te puedo mandar algunos que no sé si los conocerás.
    Un abrazo

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  4. Encarna, muchas gracias por tus comentarios amables. Si quieres, puedes enviarme los romances que me dices. Creo que mi cuenta de correo está en mi perfil del blog, o en el muro del Facebook, pero es esta: antoniojcerdan@telefonica.net
    Un abrazo desde Madrid para esa preciosa tierra extremeña de Lobón.

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  5. Un saludo.
    Hay un error en donde dice "Láchar" no es correcto, pues ahora es un pueblo de la vega de Granada, antes en la época nazarí era una alquería y nunca fue entregada a los moros tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos. Es decir, parece que se refiere a Lauxar que está en la Alpujarra.

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    1. Estimado "asoldadoda", en estos momentos no puedo comprobar la información que tu me indicas, pero, en breve, lo haré y te pondré una nota al respecto. Si es como dices, no tengo ningún problema en modificar el contenido de mi entrada para público conocimiento. Muchas gracias por tu comentario. Antonio José Cerdán Ruimonte.

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